El olor del café por las mañanas.

Si. Si hay algo que me guste tanto como el café de las mañanas es su olor. Esa sensación de comenzar a arrancar motores, encender el equipo, correo, conexiones con el cliente, agenda, un sinfín de cosas asociadas a un olor característico, único, esperando ser saboreado mientras se atienden los primeros compases de la jornada laboral.

Si. Llevó mucho tiempo sin publicar en mi blog. Casi dos años. Estoy escribiendo este texto desde un vuelo a Dublín. Una ciudad que estoy apuntó de conocer; y no sólo, sino con mi pareja.

¿Verdad que cambia la vida? Dos último años han sido espectaculares, y este verano no se prevee peor, Dublin en agosto (por exigencias del trabajo) y Edimburgo en nochevieja.

Pero si solo se quedará ahí la cosa, este vuelo no deja de ser aquello que yo también pensaba y muchos se han preguntado: ¿podría vivir fuera de mi país?

Para aquellos que de vez en cuando entren y lean mi blog puede ser que les parezca normal, habrá quien diga que es una locura, y por supuesto están los indiferentes.

El olor del café me denota la tranquilidad de la zona de confort, esa zona que a veces me dice que no arriesgue al cambio. Esa zona en la que te sientes seguro haciendo tu trabajo, pero quiero más, y también quiero lo mejor para mi pareja. Si tras diez años de trabajo ininterrumpido he logrado pasar por cuatro trabajos, dejando las puertas abiertas (que me permitieron regresar a Meta4 en oraciones pasado), buenos compañeros y amigos, ¿por qué no podría hacerlo mas lejos y mejor?

En nuestro favor, somos informáticos, el inglés no debe ser un problema si se práctica con antelación. El trabajo y su ritmo de vida tampoco, parecido a empresas para las que ya he trabajado en España, y el comenzar un nuevo trabajo para mi pareja no parece tan halagüeño como en un país en el que los sucesivos gobiernos no logran poner coto a la desigualdad, en que he visto gente cobrar barbaries sin realizar trabajo alguno, y gente asumiendo el trabajo de cuatro en la misma empresa (pública).

Es curioso que siendo yo alguien que prefiere defender su patria, de diferentes ciudades por las que he vivido ahora se hasta puesto en mi mente esa semilla (que anteriormente ya han tratado de insertar sin ningún éxito) y que ahora ha brotado sola. ¿Olerá igual de bien el café en Irlanda por las mañanas en el momento de sentarse en la mesa de trabajo? ¿Podrá ese mismo olor transmitir esa sensación de seguridad actual?

Bueno, sola y con ayuda de mi pareja, sin la cual, no haría tamaña búsqueda para no sólo cambiar de trabajo, sino de país.

Viajamos a Dublín, de turistas, con ganas de pasarlo bien, y a la vez tantear la vida que todos califican de muy cara, pero sólo, nuestro amigo Osito esperando en el aeropuerto nos atestigua no ser tanto como en el país vecino (donde reside mi hermana).

El olor del café mañana será de turista, en un país que le dio la bienvenida, no exento de problemas a un buen amigo, quien sabe, quizás en un año el olor del café que saboree seamos nosotros también.

Pero el saborea un café encima de su mesa, asentado en su nueva vida, cuyo olor de café ha cambiado completamente (a mejor).

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